Reparto del pez. Moisés Torrealba |
Hoy es el gran día del reparto del pez, el pan y el vino en el entorno de la puerta del Revellín, para recordar el Sitio de Logroño y la victoria de los logroñeses sobre el invasor francés, un hito histórico de la ciudad de Logroño.
De esta forma hoy los logroñeses, desde las 10.00 horas, disfrutarán de su ración de trucha, de u ración de pan y del jarrito de vino para cumplir con unas de las tradiciones más atractivas de la ciudad de Logroño.
LA QUE FUE UNA BENDICIÓN REGLADA
Hubo unos años
en que el pez, del pan y el vino, en jarrita, se presentaba tanto a la primera
autoridad municipal como al Obispo para que procediesen, en el primer caso, a
su reconocimiento, en el segundo, a su bendición, utilizándose una fórmula que
ha pasado al olvido pero que se ha podido rescatar de documentos del pasado.
El Cofrade Mayor
porta el pez, el pan y el vino en una bandeja que ofrece al Alcalde o Alcaldesa
diciendo:
- Reciba vuestra
merced esta ofrenda que os hace en nombre de la ciudad la Cofradía del Pez.
A lo que debía
responder:
- Tomo del pan,
del pez y del vino, que son a la vez la concreción del carácter logroñés,
porque es el pez vuestro esfuerzo, el vino vuestra alegría y el pan vuestra
bondad.
Después la
autoridad municipal acompañada de tres miembros de la Cofradía se dirigían
hacia el Obispo que presidía la procesión e hincando ambas rodillas en tierra,
le señalaba:
- Dignaos,
Monseñor, impartir vuestra bendición sobre el pan, el pez y el vino, que son la
trilogía de la buena gracia.
Para terminar
con esta fórmula el Obispo otorgaba su bendición y los miembros de la Cofradía,
después de besar el anillo pastoral, se trasladaban hasta las andas de San
Bernabé, en las que quedaba depositada tan simbólica ofrenda.
Esta fórmula no
es ya utilizada, aunque sí la bendición de los alimentos por parte del Obispo
de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño cuando la procesión llega a
las Murallas del Revellín.
En cuanto a los
peces, siempre habían sido ciprínidos, o lo que es lo mismo, peces de cuerpo
fusiforme o alargado con una aleta dorsal generalmente corta, dientes faríngeos
y esqueleto osificado total o parcialmente. Tienen una sola hendidura branquial
y se pueden encontrar en aguas dulces, preferentemente encharcadas.
Tradicionalmente estos peces eran pescados en el río Ebro unos días antes de su
consumo; pasado el tiempo, se pescaban durante los meses de febrero o marzo
manteniéndose congelados a temperaturas entre diez y veinticinco grados bajo
cero hasta días antes de la celebración que pasaban a frigoríficos de cero
grados. No obstante y dadas las dificultades de conseguir la cantidad de piezas
que se necesitan para celebrar este acto, la Cofradía del Pez decidió en 2005
cambiar este pez por un trozo de trucha de piscifactoría, con lo que
consiguieron un buen producto, sin problemas sanitarios, con el que se puede
seguir manteniendo la tradición… un cambio que además ha sido aplaudido por la
ciudadanía.
En la actualidad
las cifras que mueve la Cofradía del Pez están en los 900 kilos de alevines
truchas, 22.000 raciones de pan, 1.500 litros de vino cortesía de la familia
Vivanco y 300 litros de aceite Rihuelo, del alfareño Clemente Bea.
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