martes, 5 de febrero de 2013

Siguiendo la huella del Carnaval en Julio Caro Baroja

Todos tenemos la mirada ya puesta en los carnavales, una fecha que no es fija en el calendario, sino que va variando cada año, como la Semana Santa. Y nos metemos en unos días donde nos travestimos no solamente en ropas y género, sino en actitudes y pensamientos para olvidarnos de casi todo y sentir, por unos días, otra realidad.

Obra de Julio Caro.
JULIO CARO BAROJA

Este es el nombre que siempre debemos citar cuando nos referimos a los carnavales. Un antropólogo, historiador, lingüista, folklorista y ensayista español, además de polemista, que nos ha dejado el mejor estudio sobre estas jornadas del calendario festivo anual, titulado "El carnaval. Análisis histórico-cultural" que comenzaba con unas frases no menos polémicas, pero muy descriptivas: "El carnaval ha muerto; ha muerto y no para resucitar como en otro tiempo resucitaba anualmente"... por lo que se preguntaba "¿Cómo ha muerto?" y se respondía de forma contundente: "Le ha matado el laicismo burocrático que lo regula todo siguiendo criterios políticos y concejiles". De esta manera, el Carnaval se ha transformado en una mera "diversión de casino pretencioso".

El Carnaval, nos lo dice Julio Caro Baroja, no puede contemplarse sólo como folclore: el Carnaval era expresión de unas creencias, de unas formas de vivir y de sentir, época de burlas, de mofas, de pensamientos soterrados, de crítica social, de inversión de categorías jerárquicas, de transgresión; pero también de preparación para la Cuaresma, para el ayuno, para la abstinencia, para el recogimiento.

Un Carnaval diverso y multidisciplinal que nos ofrece una visión más del mundo, pero seguramente muy transformada, de hecho, cuando pasan estas fechas festivas, no nos queda más que volver a la realidad que es muy distinta a lo que planteamos con el Carnaval.

TRES TEORÍAS PARA EXPLICAR EL CARNAVAL

En tres podemos recoger las diferentes teorías sobre el origen del Carnaval:  La que ve en su celebración un rito agrario de fertilidad y de renovación, con raíces en los tiempos paganos.  La que lo considera como en legado del ritual cristiano, en la que los excesos se explicaban por la época de abstinencia que le seguía. Carnaval se derivaría por tanto, como una oposición a la Cuaresma. Y por último, la línea que defiende que  durante unas jornadas el pueblo se entrega a las protestas, a la crítica social, de ruptura con lo establecido. 

Pero para no confundirnos demasiado, lo mejor es quedarse con las tres, pues a un mínimo análisis que hagamos del Carnaval actual, encontraremos detalles que nos lleven a las tres teorías, precisamente por la riqueza de este período en todas y cada uno de las localidades españolas, que son una gran mayoría dejando a un lado las poblaciones más pequeñitas de habitantes.

QUÉ SIGNIFICADO TIENE EL CONCEPTO CARNAVAL

Parece que en su etimología Carnaval/Carnavales nos acerca a una palabra que pretende designar los últimos días anteriores a la Cuaresma, es decir, a una época de ayunos y abstinencias. En definitiva viene a designar esos días en los que se podían comer platos de carne (carne vale). La palabra es un posible italianismo (Carnevale), pues la forma tradicional de denominar estos días en castellano era Carnal o Carnestolendas, más culta, o la más popular de Antruejo derivada de la voz introitus, todas ellas recogidas en la literatura clásica y analizadas por Julio Caro Baroja en su obra ya citada.


El Carnaval es entendido por contraposición como una etapa de excesos, de dar libertad a los sentidos, de preparación para la abstinencia que llega. La misma etimología del concepto de Carnaval hace alusión al hecho de abandono de la carne en el periodo que se avecina. Lo mismo ocurre con la de sus hermanos léxicos, Carnestolendas y Antruejo. Carnal es el periodo de la carne en todos los sentidos. Cuaresma, el del ayuno. 

Carnaval y penitencia producen una dualidad entre un periodo festivo y alegre, y otro de renuncias, lleno de abstinencia y penurias. Es la dualidad entre el orden y el descontrol, entre la carnalidad y la espiritualidad. 

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