lunes, 10 de septiembre de 2012

Despedimos a Autol, saludamos a Fuenmayor

Autol dice definitivamente adiós a sus fiestas en honor a san Adrián y santa Natalia en la jornada del martes, 11 de septiembre y tras dos días de descanso festivo, se inician las de Fuenmayor en honor a La Cruz, que nos llevará hasta el fin de semana en el que se sumarán distintas localidades para completar ciclos festivos y demostrar que las 52 semanas del año hay fiestas y tradiciones a celebrar en esta Comunidad.

Fiestas en Autol.
AUTOL, ADIOS A SUS FIESTAS
 
El martes, 11 de septiembre, se pone fin a las fiestas de san Adrián y santa Natalia en Autol, con un programa festivo que ofrece: el tren infantil (11.00 h.), encierro de reses (12.00 h.), los gigantes y cabezudos (13.15 h.), degustación de embutido de caza, zurracapote y 'ternera a la llanera' (13.30 h.), comida de hermandad (14.30 h.), café concierto (16.00 h.), juego el bureillo (16.00 h.), concurso de ganaderías en la plaza de toros (18.30 h.), encierro chiqui (19.00 h.), actividades infantiles (19.30 h.), revista (20.00 h.) y entierro de la cuba con quema de fuegos artificiales y traca final de fiestas (22.00 h.).
 
Cartel de La Cruz
FUENMAYOR Y LA CRUZ
 
El jueves, 13 de septiembre, por la tarde, comienzan las fiestas de La Cruz en Fuenmayor, a las 18.00 h. con el reparto de pañuelos en la Casa Consistorial y el disparo del cohete anunciador de las mismas (19.00 h.), para seguir con las vueltas al pueblo con la charanga Makoki y un vino riojano en los bajos del Ayuntamiento. Torneo de fútbol sala (20.00 h.), y música en sesión de tarde y por la noche disco móvil (20.30 y 00.30 h.).
 
LA EXALTACIÓN DE LA CRUZ
 
Estas fiestas que se celebran en Fuenmayor se denominan de La Cruz, en recuerdo de lo que fue la recuperación de la Santa Cruz obtenida en el año 614 por el emperador Heraclio, quien la historia religiosa indica que la logró rescatar de los persas que la habían robado de Jerusalén. La Cruz, obviamente, en la que fue crucificado y matado Jesucristo.
 
Con la llegada de la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador decidió acompañarla en solemne procesión, pero vestido con todos los lujos ornamentales reales de aquellos tiempos, que no le dejaban avanzar. O por lo menos esa era su impresión, que no podía dar pasos, lo que sirvió al arzobispo de Jerusalén, Zacarías, para que le dijera: "Es que todo ese lujo de vestidos que lleva están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles". Aquellas palabras produjeron su efecto y el Emperador se despojó de su manto y de su corona de oro y, descalzo, empezó a recorrer las calles siguiendo de manera piadosa, la procesión.
 
Está escrito que la Santa Cruz fue partida en varios trozos. Uno llevado a Roma, otro a Constantinopla, un tercero se quedó en Jerusalén y otro se partió en pequeñísimas astillas para repartirlas en diversas iglesias del mundo, en lo que es conocido como 'Veracruz' (Verdadera Cruz) lo que ha dado lugar a muchísimas cofradías que llevan ese nombre.
 
 
 

 

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