lunes, 2 de junio de 2014

Hoy conocemos mejor a san Bernabé

Imagen de san Bernabé. M.T.
En diferentes entradas en este blog vamos a ir desgranando todo aquello que todos los logroñeses, y por extensión los riojanos, deberían saber sobre las fiestas de san Bernabé y no se atrevieron a preguntar. Unas fiestas que tienen su nacimiento en el siglo pasado cuando una serie de amigos quisieron celebrar la tradición de los peces en las fechas de san Bernabé y por ello fundaron la Cofradía en el año 1930. Se reunían para pescar peces en el Ebro y almorzarlos con pan y vino a la orilla del río, recordando lo que sus antepasados, allá por el 1521, tuvieron que hacer para, sin ser vistos, poder tomar alimentos y liberar a Logroño del asedio de los franceses. Y ¿por qué eligieron a este santo?. Pues simple y llanamente porque el 11 de junio, fecha de la liberación de la ciudad de los franceses invasores, la iglesia católica celebra a este personaje, un Apóstol del siglo I cuya historia está escrita en el libro de Los Hechos de los Apóstoles en la Sagrada Biblia.
 

Su primer nombre fue el de José, aunque lo apóstoles se lo cambiaron por el de Bernabé que significa ‘hijo de la consolación’, ‘el esforzado’ y ‘el que anima y entusiasma’. Era judío de la tribu de Leví, pero nació en la isla de Chipre. Se hizo muy popular en la primitiva iglesia porque vendió las fincas que tenía y el dinero que obtuvo se lo dio a los Apóstoles para que lo repartieran entre los pobres.
 

Fue un gran colaborador de san Pablo a quien ayudó ya que tras la conversión de Saulo y su llegada a Jerusalén, los cristianos, al sospechar de él, no le tenían entre los suyos. Bernabé lo tomó de la mano y lo presentó a los Apóstoles refiriéndoles “cómo en el camino, Saulo había visto al Señor, que le había hablado, y cómo en Damasco había predicado públicamente en el nombre de Jesús. Desde entonces (Saulo) se movía libremente en Jerusalén, hablando con libertad y en el nombre del Señor”, convirtiéndose en un emprendedor de las primeras grandes labores apostólicas.
 

Si bien no fue uno de los doce elegidos por Jesucristo en la última cena, Bernabé fue uno de los setenta discípulos mencionados en el Evangelio, siendo considerado como Apóstol de los primeros Padres de la Iglesia.
 

En procesión.              FEDE
Apreciado entre los suyos por ser un hombre “bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe”, estuvo en Tarso, y se asoció con Pablo, obteniendo ambos un éxito extraordinario. Regresaron a Antioquía donde estuvieron enseñando el mensaje de Jesús durante un año, convirtiendo a este país en el gran centro de evangelización y donde por primera vez se llamó cristianos a los seguidores de la doctrina de Cristo.

 
Volvieron a Jerusalén enviados por la floreciente iglesia de Antioquía, con una colecta para los que estaban pasando hambre en Judea.
 

Sus labores apostólicas volvieron a retomarlas en compañía de Marcos, primo de Bernabé, por Chipre y luego fueron a Perga, en Pamfilia, donde se inició su más peligroso viaje misionero con el abandono de Marcos que  decidió regresar a Jerusalén, siguiendo ellos por diferentes ciudades de Asia Menor.
 

En Iconium, capital de Licaonia, estuvieron a punto de morir apedreados por la multitud. Se refugiaron en Listra, donde Pablo curó milagrosamente a un paralítico, siendo asimismo agredido y dejándole la multitud maltrecho. Tras una breve estancia en Dene, los dos apóstoles volvieron a Antioquia.

 
Algunos de los judíos cristianos, contrarios a las opiniones de Pablo y Bernabé, exigían a los nuevos cristianos que, aparte de ser bautizados, debían ser circuncidados, lo que provocó el Concilio de Jerusalén, donde salió al declaración de que los gentiles convertidos estaban exentos del deber de esta práctica, tesis defendida por Pablo y Bernabé  al hacer ver que se trataba de un rito caduco.
 

Ante el segundo viaje misionero surgió un conflicto entre Pablo y Bernabé, pues éste quería volver a llevar a su primo Marcos a lo que se opuso Pablo por haberles abandonado en la mitad del primer viaje. Entonces decidieron separarse. Pablo siguió su camino con Silas y Bernabé, con su primo, a Chipre.
 

Ambos apóstoles se volvieron a encontrar misionando en Corinto. A partir de entonces se le pierde la pista, por lo que se ha especulado que Bernabé murió entre el año 60 o 61, aunque escritos apócrifos hablan de su muerte en el año 70 en Roma.
 

 

 

 

 

 

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