martes, 30 de octubre de 2012

El 1 de noviembre tiene sus tradiciones

El 1 de noviembre es el día de Todos los Santos, jornada para recordar a las personas que ya nos han dejado, jornada para visitar sus tumbas y en general los cementerios, jornada para comprar flores, incluso jornada para degustar algunos de los postres que en estos días nos recuerdan el paso por la tierra y que nos hace pensar en la muerte.

Y es que en España se siguen manteniendo estas tradiciones que se inician los días anteriores al 1 de noviembre, en que se visitan la tumba o tumbas de los familiares o amigos cercanos que nos han dejado, para limpiarlas y depositar en ellas flores y de forma especial los gladiolos y los claveles en forma de ramo o centro. El 1 de noviembre es el día oficial en que se vuelve al cementerio, para recordar o rezar junto a la tumba del ser querido.

'Huesitos de santo'.
POSTRES PARA TODOS LOS SANTOS

Pero además son jornadas para degustar los 'huesitos de santo', unos postres elaborados con la pasta del mazapán -cuyo principal ingrediente es la almendra, recién recogida- lo que le da un color blanco. Elaborados de forma alargada y cilíndrica que les da un cercano aspecto a un hueso con su tuétano, suelen ir rellenos de dulce de yema. No obstante la modernidad y las nuevas generaciones han llevado a los pasteleros a crear huesitos de santo con sabores a chocolate, fresa, café...  con relleno de este mismo tipo de sabores, como los que elaboran en la cadena 'Pan caliente', que tiene tres establecimientos en Logroño y que nos han aportado la imagen que acompaña a este comentario.
 
La elaboración de estos dulces se remonta a comienzos del siglo XVII, aunque el empleo de mazapán es de la época andalusí y su nacimiento se ha fijado en Madrid, en concreto en el 'Arte de la cocina' de Francisco Martínez Montiño.

Junto a ellos, podemos ver en los escaparates, al típico buñuelo, que es una masa de harina, que se consigue al mezclarse con agua, leche, huevo y levadura, y que se fríe en abundante aceite. Puede, o no, llevar un relleno en el que se echa toda la imaginación y por ello abarca tanto lo dulce como lo salado, la carne, la fruta o el pescado. Esta demostración de la cocina pastelera proviene del tiempo de los moriscos.

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