Santa Aúrea en Villavelayo. M.T |
Villavelayo está celebrando ya las fiestas en honor de su patrona, santa Áurea, que a la vez es la única santa riojana en el calendario católico. Su día es el martes, 11 de marzo, pero ya se vienen organizando diferentes actividades en su honor, como la novena -desde el pasado día 2- o la cena popular celebrada el sábado 8 de marzo en el salón de las antiguas escuelas organizadas por la Asociación Medioambiental Manzanar.
Para la mañana del domingo, 9 de marzo, marcha senderista con salida a las 09.30 h desde la plaza Mayor de esta localidad. Se visitará el cementerio de Roble de la Solana, el árbol catalogado como singular de La Rioja, en torno al cual se almorzará para volver al municipio antes de comer. La inscripción es gratuita y se prevé que se invertirá en este paseo unas cuatro horas. Una vez en Villavelayo, degustación delas tradicionales migas de pastor.
Y para el martes, 11 de marzo, los actos comenzarán a las 12.00 del mediodía con un pasacalles musical por las calles de la localidad. La procesión, seguida de misa, dará comienzo a las 12.30 h en la ermita de santa Áurea. Seguidamente el Ayuntamiento ofrecerá su tradicional vermú popular a todos los presentes.
UNA VIDA DE SANTA
Santa Áurea u Oria -palabra que significa ‘dorada’-, nació en el año 1042 -aunque algunos sitúan su año de nacimiento en el 1050-, en la localidad riojana de Villavelayo. Hija de García Nuño y de Amunia, su padre espiritual y maestro fue don Munio, quien escribió su vida en latín siendo traducida posteriormente por el poeta Gonzalo de Berceo en su libro ‘Vida de santa Oria’.
Enamorada de Dios, quiso entregarle su vida renunciado a casar- se. Áurea llegó a ser romera del monasterio de San Millán de la Cogolla. Cayó a los pies del Prior y le pidió consejo para vivir se- parada del mundo y entregada a Dios. Tras indicarle el Prior que pensase mucho el paso que iba a dar e insistir Áurea en su deseo, accedió el Prior y le dio el hábito de esposa de Cristo. Unos albañiles abrieron un hueco en el muro de la iglesia de San Millán de Suso, frente al altar mayor y al coro, y allí fue encerrada la joven. Los días y las noches los pasaba rezando y leyendo las Sagradas Escrituras y vidas de santos. Hacía las hostias para la misa, cosía casullas y tuvo tentaciones del demonio, de los que le liberó el Prior. Áurea cayó enferma y murió a los 27 años.
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