Cartel San Bernabé 2012. |
Fracasado el primer intento de entrar en la
ciudad y advertidos de la resistencia de los logroñeses el enemigo intentó la
invasión por otros lugares al tiempo de someter a la ciudad a un fortísimo
cerco.
Las tropas francesas fueron peinando los
lugares por donde pasaban, iniciando el ataque
cruzando el río, siguiendo por los vados de Varea y dirigiéndose hacia
la ciudad a través del Camino del convento de Madre de Dios que, por cierto,
todavía no estaba construido.
Convencidos los logroñeses de que el enemigo
se disponía a tomar al ciudad como fuera, dispusieron en primer lugar el abandono
de la misma de todas las personas que no aportaran nada a la lucha, saliendo por
la puerta del Camino hacia localidades de Rioja Alta.
Cofradía del Pez. Fede |
El ejército francés fue concentrándose y se ha
cuantificado el mismo en los tres mil hombres. El señor Asparrot envió una
nueva misiva que fue nuevamente contestada con una negativa a la rendición.
Atacantes y defensores, se dispusieron pues a lo que podría ser una larga
contienda.
Los franceses fácilmente se apoderando de San
Francisco, ya que al estar extramuros no pudo ser defendido, convirtiéndolo en
su Cuartel General.
Los planes militares del general Asparrot contemplaban
como sistema de ataque más idóneo el centrar buena cantidad de tropas y
artillería en uno de los puntos débiles de la fortificación y, una vez abierta
brecha, penetrar hacia el interior de la ciudad.
Analizadas las zonas defensivas de la ciudad
pensaron que puestos que ya tenían el convento, podían atacar fácilmente la
puerta y muro del mismo nombre por lo que los cañones fueron concentrados en esta
zona, iniciándose un gran bombardeo aunque se encontraron que desde el interior
eran respondidos con las mismas fuerzas.
Además los logroñeses –desconocidos en número
por los atacantes ya que no podían verlos- organizaron una doble estrategia. La
de contención y ataque, si era posible, en horas del día, y otra la de la
inteligencia, astucia y engaño, por la noche.
Pez, pan y vino. Fede |
Y como ejemplo, podemos contar que las tropas logroñesas reunieron toda las banderas posibles y numerosos trajes y con todos los hombres disponibles, salían con el mayor de los sigilos por una de las puertas y entraban por otra con las banderas desplegadas y “metiendo un estruendoso ruido con las armas de guerra” haciéndoles creer que había más personas de las que podían imaginar los franceses. Y junto a ello, y a través de los caminos subterráneos tenían salida a las orillas del Ebro para pescar y por ello tener comida que echarse al estómago o bien para enviar sus correos en horas nocturnas para solicitar la ayuda necesaria.
La verdad es que los primeros días de junio
la situación de los sitiados pasó por momentos críticos, no obstante
tres fueron los elementos fundamentales para que el ejército francés quedara
desmoralizado e iniciara su camino de vuelta por donde había llegado a Logroño
La primera cuando el vecindario de Logroño,
animado por las continuas noticias de que diversas columnas de socorro se
dirigían a la ciudad, decidió efectuar una visita al campamento enemigo,
decisión tomada en la iglesia de Santiago, templo donde tenían lugar las
asambleas. De esa visita nocturna de los sitiados, fueron tomados al enemigo
todo género de bagajes y pertrechos y una bandera que se conservó durante más
de sesenta años en el edificio del Ayuntamiento.
En segundo lugar, y por relato contado por FrayPrudencio de Sandoval, cuando en la noche del día 9 de junio un soldado natural
de Logroño se coló por las tapias y subido en una ventada del Convento de San Francisco,
disparó sobre la mesa en la que estaban cenando el general Asparrot, su
lugarteniente Casa Coloma y otros capitanes principales de su ejército,
muriendo uno de los principales que rodeaban al general.
Y por último y aprovechándose de los momentos
de desconcierto en el campo enemigo, cuando un valeroso grupo formado por
campesinos de Logroño y de otros pueblos cercanos, concibieron la idea de
inundar las heredades donde se asentaba el campamento enemigo con las aguas procedentes
de los ríos que recorrían los terrenos de la ciudad, especialmente del Iregua.
Los citados terrenos quedaron convertidos en un impresionante lodazal en el que
las pesadas piezas de artillería no podían ser manejadas convenientemente.
FUERZAS DE SOCORRO
La desmoralización del ejército francés iba
en aumento a lo que contribuyó sin duda la llegada de las fuerzas de socorro,
al mando del virrey de Navarra, Antonio Manrique de Lara. Esto ocurrió el 10 de
junio de 1521 lo que provocó el levantamiento del cerco al enemigo, que marchó
hacia Navarra a fin de intentar traspasar la frontera.
Ese mismo día, Manrique de Lara, primogénito
del Duque de Najera, con tres mil hombres y gente de a caballo de su padre se
presentó en Logroño, haciendo levantar el sitio del ejército invasor.
Estas mismas tropas, reconquistaron con gran
rapidez todo el reino de Navarra y derrotaron completamente al ejecito invasor
el 30 de junio, en Noaín, cerca de Pamplona, causándole 2.500 muertes y 2.000
prisiones, entre ellos el señor de Tournon, con muchos capitanes principales, y
el mismo Andrés de Foix, señor de Asparrot, a quien un soldado del Conde de
Alba de Liste le hirió con una maza en la frente que le dejó ciego, entregándose
enseguida. Conquistado Pamplona y pacificado todo el reino, los franceses
huyeron dispersos hacia su país.
La jornada siguiente al día de la victoria,
el 11 de junio, San Bernabé, los logroñeses determinaron declararle patrón de
la “muy noble y muy leal ciudad de Logroño”.
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